El número de víctimas mortales superó al de el virus SARS, entre los años 2002 y 2003, pero la cifra de nuevos contagios es menor que la del sábado, lo que es tomado como una señal de pérdida de velocidad de la epidemia.
El Ministerio de Salud de China ha elevado este domingo a 811 los muertos por el brote del nuevo coronavirus y a 37.198 los afectados en el país, según los últimos datos.
En concreto, este sábado se han confirmado 2.656 nuevos casos de la neumonía causada por el nuevo coronavirus y 89 muertes, 81 en la provincia de Hubei, donde se encuentra la localidad de Wuhan (epicentro del brote) dos en Henan, una en Hebei, además de en Heilongjiang, Anhui, Shangdong, Hunan y Guangxi.
La cifra de casos nuevos en las 24 horas hasta la medianoche del sábado, supone un descenso del 20% respecto a los 3.399 casos nuevos reportados en las 24 horas anteriores.
Las autoridades sanitarias han afirmado que un total de 2.649 pacientes han sido dados de alta tras recuperarse del virus al abandonar 600 personas los hospitales chinos durante el sábado, 324 en la provincia de Hubei.
Los expertos señalaron que el descenso en los casos nuevos sugiere que el contagio podría estar perdiendo velocidad, aunque el total seguirá subiendo conforme los laboratorios en China vayan analizando las muestras acumuladas de posibles casos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo el sábado que el número de casos que se informan diariamente en China se está “estabilizando”, pero advirtió que era demasiado pronto para decir si el virus alcanzó su punto máximo.
Si las medidas de contención resultan eficaces, hacia final de mes deberían registrarse “reducciones drásticas” en la propagación del virus en China, indicó el doctor Ian Lipkin, director del Centro de Infección e Inmunidad de la Universidad de Columbia, que asistió a la OMS y a China durante el brote de SARS.
Además, un clima más cálido reducirá también la capacidad del virus de contagiarse y sacará a la gente de los espacios cerrados donde es más probable que enfermen, señaló.
En cambio, si hay un repunte de casos nuevos cuando la gente empiece a reincorporarse a sus puestos de trabajo en los próximos días, “sabremos que estamos en problemas”, indicó Lipkin a la prensa en una conferencia de prensa a través de internet que ofreció el sábado por la noche desde su casa en Estados Unidos, donde cumplía una cuarentena de 14 días.
Además, el Ministerio de Salud de China ha señalado que 371.905 personas tuvieron contacto cercano con personas afectadas, aunque 31.124 han sido dadas de alta durante el sábado mientras que 188.183 continúan bajo observación médica.
Mientras tanto, un ciudadano estadounidense de 60 años diagnosticado con el virus murió el jueves en Wuhan, según la embajada de Estados Unidos.
Por el momento, las únicas muertes confirmadas fuera del continente son un hombre chino en Filipinas y un hombre de 39 años en Hong Kong.
La expansión de la epidemia llevó a las autoridades de Hong Kong a aplicar desde este sábado una cuarentena drástica de dos semanas a cualquier persona que llegue desde China continental. Quienes no respeten esta orden de confinamiento en hoteles o casas particulares se exponen a seis meses de prisión.
La metrópolis de Shanghai, considerada el pulmón económico de China, exige el uso de mascarilla en lugares públicos.
La localidad y la provincia de Hubei, de la que Wuhan es capital, llevan aisladas del mundo dos semanas por un cordón sanitario. /AFP, AP y Europa Press