En declaraciones ante un foro económico en su país, el presidente se quejó de las presiones internacionales para no desarrollar armamento de destrucción masiva. “Ya no queda prácticamente ningún país desarrollado que no tenga”, señaló.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, lamentó el miércoles que su país no disponga de armas nucleares y aseguró que ninguna nación desarrollada carece de este tipo de armamento, declaraciones que han disparado las alarmas ante una posible amenaza de proliferación en un momento de fuertes tensiones entre Ankara y sus socios en Occidente.
“Hay quienes tienen misiles con cabeza nuclear y no una o dos piezas. Pero yo no debería tenerlos, dicen. ¡Esto no lo puedo aceptar!”, dijo Erdogan durante su intervención en un foro económico en la ciudad de Sivas, según informó la agencia turca Anadolu.
“Ya no queda prácticamente ningún país desarrollado que no tenga misiles con cabeza nuclear; los tienen todos”, aseguró, en declaraciones citadas por EFE.
Erdogan agregó que un antiguo dirigente político de una potencia nuclear, al que no quiso identificar, le aseguró que disponía de 7.500 “cabezas nucleares” y que al ser un arsenal inferior al de Estados Unidos y Rusia, iba a seguir fabricando más.
“Miren: ellos están compitiendo [para fabricar armas nucleares], pero a nosotros nos dicen: ‘Alto ahí, no las hagas’. ¿Tengo a Israel al lado, casi como vecino? Sí. Ellos intimidan a todos así y nadie puede tocarlos”, concluyó.
Aunque Israel no declara ni tampoco niega tener armas nucleares, para la inmensa mayoría de los expertos y analistas el país cuenta con un arsenal atómico, fruto de un programa realizado en conjunto con Sudáfrica (que luego renunció a esta tecnología) en la década de 1970 y 1980.
Turquía, por su parte, se unió al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) en 1968 y lo ratificó en 1980. También es parte del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), firmado en 1996 y aún no entrado en vigencia, aunque sus disposiciones ya están siendo cumplidas por los firmantes.
El país no es, si embargo, ajeno al mundo de las armas nucleares y participa del programa de Reparto Nuclear de Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, de la que es parte desde 1952), por el cual aloja en su territorio ojivas nucleares sobre las cuales no tiene control.
Específicamente se cree que hay cerca de 50 bombas nucleares de fabricación estadounidense tipo B61, ubicadas en la base de Incirlik, que es utilizada por la Fuerza Aérea de Estados Unidos en territorio turco.
Este arsenal ha estado en el centro de la polémica en los últimos años por el deterioro en las relaciones diplomáticas entre Washington y Ankara, un proceso potenciado en 2016 por el fallido intento de golpe de estado en contra de Erdogan, y se ha hablado en numerosas ocasiones de su retiro del país, nunca concretado.
También, el despliegue por parte de Estados Unidos de los misiles balísticos de medio alcance y ojiva nuclear Jupiter en territorio turco en 1961 fue una de las principales causas detrás del envío de armas nucleares soviéticas a Cuba, desencadenando la Crisis de los Misiles que tuvo al mundo al borde de la guerra en 1962.
Las declaraciones de Erdogan sobre su posible obtención de armas nucleares llegan en un nuevo momento de tensiones crecientes entre Turquía y sus aliados en la OTAN, debido a la cercanía reciente de Ankara con Rusia en materia de Defensa.
De hecho la compra en 2017 del sistema de defensa antiaérea ruso S-400, que está siendo ahora instalado en Turquía, generó preocupación dentro del OTAN y Estados Unidos finalmente acabó cancelando la venta programada del caza furtivo Lockheed Martin F-35 Lightning II a Ankara.
Esto se debió a que Washington considera que si el F-35 coexiste con el sistema de defensa S-400, Rusia podrá acceder a información técnica sobre la aeronave, una de las más modernas del arsenal estadounidense.
En este contexto, Erdogan señaló la semana pasada durante una visita oficial a Rusia que estaba abierto a alternativas para el F-35, incluyendo el nuevo caza furtivo ruso Sukhoi Su-57.
Al margen de la cooperación militar, una subsidiaria de la compañía estatal rusa Rosatom está construyendo la primera central eléctrica nuclear de Turquía en Akkuyu, que se cree estará lista en el 2023, aunque el proyecto a sufrido numerosas demoras.
Ankara espera también construir centrales atómicas en İğneada y en Sinop, aunque estos planes están aún en una etapa muy preliminar. /Infobae