Expertos legales advierten que la expulsión del tenista número uno del mundo, Novak Djokovic, de las costas australianas después de que el gobierno afirmara que su presencia podría avivar el “sentimiento antivacuna” sentó un precedente “peligroso” que podría erosionar aún más la libertad de expresión en torno a asuntos sobre COVID-19.
Mientras que los ministros del gobierno mantienen que la expulsión del serbio fue por “motivos de salud, seguridad y buen orden” —de acuerdo a la declaración del primer ministro Scott Morrison— los documentos judiciales revelan una imagen diferente.
En una declaración jurada de 258 páginas presentada ante el Tribunal Federal, el ministro de Inmigración de Australia, Alex Hawke, afirmó que Djokovic era un “individuo no vacunado de alto perfil”, que podía llevar a otros australianos no vacunados a “negarse a recibir la vacuna, a que los antivacunas vieran sus opiniones reforzadas y a que se redujera la aceptación de las dosis de refuerzo”.
El ministro admitió que Djokovic suponía un “riesgo insignificante” de transmitir el virus a la comunidad. La decisión del ministro fue finalmente confirmada durante una audiencia judicial urgente el 16 de enero.
Sin embargo, el uso por parte de Hawke de sus poderes discrecionales para expulsar a la estrella del tenis anuló una decisión judicial anterior del 10 de enero que permitía al número uno del mundo quedarse. Djokovic ya había estado detenido durante unos días en el Park Hotel de Melbourne antes de que la decisión judicial inicial le concediera la libertad temporal.
“Nos preocupa el punto de vista del gobierno federal de que no necesita demostrar que Djokovic fomentaría opiniones sobre la vacunación contrarias al gobierno, sino simplemente que podría fomentar esos sentimientos”, dijo Greg Barns S.C., portavoz de la Alianza de Abogados Australianos, en un declaración el 16 de enero.
“Esta es una categoría muy baja para excluir a una persona de Australia, especialmente en circunstancias en las que el poder de revisar o apelar la decisión es tan limitado”.
“Utilizar el criterio de un posible riesgo para el orden público como razón para rechazar la entrada de una persona en el país es preocupante en una sociedad supuestamente comprometida con la libertad de expresión y la libertad de pensamiento”, añadió el portavoz.
Barns dijo que la decisión allana el camino para que las autoridades federales bloqueen la entrada de otros visitantes de alto perfil al país si defienden opiniones ajenas a la narrativa popular.
“Si, por ejemplo, un visitante de alto perfil a Australia expresara opiniones negativas sobre la alianza entre Australia y Estados Unidos, ¿prohibiría el gobierno a esta persona porque esta opinión podría animar a la gente a protestar en (las instalaciones de vigilancia por satélite de Estados Unidos) Pine Gap?”, dijo el portavoz a continuación.
La “obsesión del gobierno por las políticas fronterizas duras” contribuyó a que problema se convirtiera en un incidente internacional en el que el presidente serbio Aleksandar Vučić dijo que el calvario de 10 días de Djokovic equivale a una tortura, indicó Barns.
“No sólo fue una tortura intelectual sino física contra Novak Djokovic”, dijo Vučić a los periodistas. “Hubo algo más que fue aún peor: eso fue una caza de brujas organizada contra Novak Djokovic”.
A nivel interno en Australia, la política de fronteras ha sido un tema electoral de larga data que resuena en parte del electorado. Esto, unido a la dura postura del país en cuanto a las órdenes de vacunación y las restricciones de COVID-19, ha creado la tormenta política perfecta para Djokovic, que no está vacunado.
Por su parte, Maria O’Sullivan, profesora asociada de Derecho en el Centro Castan de Derecho de los Derechos Humanos, dijo que era injusto que se denegara la entrada a Australia a las personas por la forma en que otros pudieran reaccionar o percibirlas.
“El ministro se basó en la supuesta condición de Djokovic como “modelo de conducta” y su capacidad como deportista de alto nivel para influir aparentemente en la sociedad. ¿Qué pasa si un deportista no está vacunado pero no es de alto perfil?”, escribió en The Conversation el 16 de enero.
Michael Stanton, abogado y presidente de Liberty Victoria —el estado donde se celebra el Open de Australia— describió los poderes del ministro de inmigración como “endiosados”.
“Anular la visa de Novak Djokovic y deportarlo dirigió la atención hacia los disfuncionales regímenes de cancelación de visas y de detención en Australia y al preocupante uso de los poderes personales del ministro, que parecen endiosados”, dijo Stanton en una declaración.