Estudiantes universitarios, miembros de la sociedad civil y distintas organizaciones protestaron frente a la embajada de Trinidad y Tobago en Caracas por la deportación de los 16 niños venezolanos por el gobierno de ese país, los cuales se encuentra en un bote en altamar.
Lustay Franco, dirigente nacional de Acción Democrática y secretaria general de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (FCU-UCV), expresó: “Nosotros tenemos que rechazar contundentemente la política internacional que está llevando Trinidad y Tobago con los venezolanos”.
“Aquí estudiaron e hicieron familia. Venezuela tiene una carrera histórica política sana con Trinidad y Tobago. Les exigimos que tomen postura porque sino, serán las generaciones de Venezuela las que la van a tomar con Trinidad y Tobago”, agregó.
Y concluyó: “Que asuman su responsabilidad. No pueden seguir haciendo silencio para una situación migratoria que les está explotando en la cara. La situación no es para quedarnos en silencio”.
Por su parte, Carlos Rada, secretario juvenil de Acción Democrática-Caracas, dijo: “Le recordamos a Trinidad y Tobado y al mundo que Venezuela fue una fuente de oportunidades a todo el mundo. El que venía aquí era bien recibido, con los brazos abiertos y, sobre todo, con oportunidades para salir de la desgracia de la que ellos escapaban”.
“Nuestra exigencia al embajador es que se pronuncie”, manifestó.
La oposición venezolana denunció en las últimas horas que 16 niños del país caribeño -entre ellos un bebé de 4 meses de edad- que habían llegado a Trinidad y Tobago fueron rechazados y deportados en botes precarios por las autoridades, que además los separaron de sus padres. El grupo estuvo desaparecido durante casi un día en altamar, hasta que los padres de los menores lograron comunicarse con el capitán del bote.
Según la periodista venezolana Beatriz Adrián, la ex líder adjunta del Movimiento Nacional del Pueblo, el partido gobernante del país, dijo que la deportación tuvo lugar en la zona de Peñeros “y en medio de una tormenta”. Agregó que “muchos (niños) fueron deportados sin sus padres y las embarcaciones podrían haberse quedado sin combustible en altamar”.
La deportación generó fuertes críticas por parte de la oposición venezolana. El representante del gobierno interino de Juan Guaidó ante la OEA para la crisis de migrantes y refugiados, David Smolansky, calificó de atrocidad la decisión de las autoridades y remarcó que “un juez de la Corte Suprema ordenó a la Fuerza de Defensa de Trinidad y Tobago que devuelva a la isla a los niños”.
Las autoridades del país, además, ignoraron un recurso de habeas corpus introducido por la defensa de los menores. Según recordó Smolansky, Trinidad y Tobago “ratificó la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención sobre Refugiados de 1951”, dos instrumentos que “protegen a migrantes y refugiados contra la devolución”.
“Muchos trinitarios emigraron a Venezuela por décadas en busca de trabajo y estudio para superar la pobreza que padecían en su isla. Se les recibió con los brazos abiertos. No hay el mismo trato para los 40.000 refugiados venezolanos que han huido a esa isla por la dictadura”, concluyó.
En paralelo, el canciller del gobierno interino, Julio Borges, pidió a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que intercedan ante las autoridades de Trinidad y Tobago.
“Instamos a Acnur y la OIM a interceder ante esta situación. Es un hecho cruel, que no refleja un espíritu de hermandad que tuvimos los venezolanos con todos los que llegaron a nuestra tierra en el siglo pasado”, manifestó. Distintos miembros de la Asamblea Nacional se hicieron eco de las denuncias y demandaron la aparición con vida del grupo. /Con información de Infobae