Al menos treinta cadáveres en avanzado estado de descomposición fueron encontrados en un cayuco a la deriva, a unos 70 kilómetros de la costa de Dakar, la capital de Senegal. Este lunes, las Fuerzas Armadas senegalesas confirmaron el hallazgo, que se produjo tras el avistamiento de la embarcación el domingo, la cual fue remolcada por el patrullero Cayor hasta el puerto de Dakar.
El capitán Ibrahima Sow, director de Información y Relaciones Públicas de las Fuerzas Armadas, detalló que “las operaciones de recuperación, identificación y traslado han sido muy delicadas debido al estado de los cuerpos”. Hasta el momento, se han contabilizado un total de treinta cuerpos.
Las autoridades han iniciado investigaciones para determinar el origen del cayuco y obtener un balance más preciso de las víctimas. Este descubrimiento sigue a la tragedia ocurrida el 8 de septiembre, cuando otro cayuco naufragó cerca de Mbour, con casi un centenar de migrantes a bordo, dejando al menos 39 muertos.
La embarcación, que partió de Mbour, sufrió un problema técnico y se hundió tras apenas cuatro kilómetros de navegación. En respuesta a estas tragedias, el presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, ha prometido una “persecución sin tregua” contra los traficantes de personas que facilitan la migración irregular hacia Europa.
Aunque las autoridades aún no han precisado el destino del cayuco hallado ni del que naufragó en Mbour, Senegal es un importante país de tránsito y origen para muchos migrantes que intentan llegar a las islas españolas de Canarias.
En un esfuerzo por abordar esta crisis migratoria, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, visitó recientemente Senegal, así como Mauritania y Gambia, para discutir soluciones. Durante su visita, defendió la migración circular como un enfoque contra la xenofobia y promovió inversiones para crear oportunidades en la región.
La ruta migratoria entre la costa africana y las islas españolas es considerada una de las más peligrosas del mundo, con una alarmante tasa de mortalidad que ha alcanzado una víctima por cada veinte supervivientes, el doble de la tasa en el Mar Mediterráneo.