En un movimiento que refleja los estrechos vínculos entre Rusia y Venezuela, varios buques de guerra rusos de la Flota del Norte han arribado al puerto de La Guaira, cerca de Caracas. Esta visita, que se extenderá por “varios días”, tiene como objetivo principal “mostrar la bandera y garantizar una presencia naval en importantes zonas operativas”, según informó el Ministerio de Defensa ruso.
Entre los imponentes navíos que han atracado en suelo venezolano se encuentra el Almirante Gorshkov, la fragata más avanzada de la flota rusa, que entró en servicio en 2018. Además, el petrolero Akademik Pashin también forma parte de esta destacada presencia naval rusa en la región.
La fuerte alianza entre Rusia y Venezuela se ha evidenciado en numerosas ocasiones. Basta recordar las palabras del presidente Nicolás Maduro, quien en febrero pasado describió a su homólogo ruso, Vladímir Putin, como su “hermano mayor”.
Esta visita se produce en un contexto de creciente tensión geopolítica, con Rusia enfrentada a Occidente por la invasión de Ucrania. La proyección de poder de Moscú en América Latina, a través de su asociación con países como Venezuela, es vista con preocupación por Estados Unidos y sus aliados, quienes temen una mayor influencia rusa en la región.
La llegada de estos buques de guerra rusos a las costas venezolanas envía un claro mensaje de fortalecimiento de los lazos entre ambos países, desafiando el orden global liderado por Estados Unidos. Esta maniobra geopolítica sin duda marcará un hito en las relaciones entre Rusia y Venezuela, y tendrá importantes repercusiones en el delicado equilibrio de poder en Latinoamérica.