El diseñador de moda español Francisco Rabaneda, más conocido como Paco Rabanne, ha fallecido este viernes a los 88 años en la localidad de Portstall, en la Bretaña francesa, donde residía.
Hijo de la costurera jefa de Balenciaga y de un coronel de las fuerzas republicanas, nació en Guipúzcoa en 1934, pero se exilió a Francia con su familia en 1939 después de que su padre fuera fusilado por las tropas franquistas.
Entre los años 1951 y 1963 estudió Arquitectura en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París. Al finalizar sus estudios, fundó su exitosa marca y se convirtió en uno de los grandes visionarios de la moda.
Coco Chanel le apodó “el metalúrgico de la moda” por su pasión por usar metal en sus diseños. En la década de los 60 se centró en los accesorios, creando piezas increíbles para Balenciaga, Nina Ricci, Pierre Cardin, Courrèges y Givenchy entre otros.
En 1966, con su propio atelier, debutó con una colección de vestidos. Rabanne experimentó con materiales nunca usados hasta el momento en la confección de prendas como plásticos moldeados, metal martillado, malla de aluminio, piel tricotada, flecos de abalorios.
Icónicos son sus minivestidos metálicos que han lucido grandes estrellas y que a pesar de haberse ideado a finales de los años 60 siguen vigentes. También fue pionero en la inclusión, contratando modelos negras para sus desfiles.
Celebridades como Brigitte Bardot, Françoise Hardy, Jane Birkin, Audrey Hepburn o Jane Fonda fueron grandes clientas y amigas del diseñador.
A comienzos de los 70 se lanzó al mundo de los perfumes donde también triunfó, y sus fragancias son de las más vendidas del mercado. En 1989 en Francia se le otorgó el Dedal de oro por su aportación a la moda y su continua investigación en el uso de materiales poco frecuentes como discos de espejo, plexiglás y hasta fibra óptica.
Rabanne acumuló numerosos premios, galardones y reconocimientos y en 1999 se retiró de la Alta Costura. Por la firma han pasado varios directores creativos que no han sabido mantener el nivel ni la identidad auténtica del modisto, por lo que en el mundo de la moda ya no es tan relevante.