Australia y Canadá se han unido a una lista cada vez mayor de países que exigen a los viajeros procedentes de China una prueba negativa de Covid-19.
A partir de este jueves, 5 de enero, todos los viajeros procedentes de China continental, Hong Kong o Macao deberán mostrar en los aeropuertos de ambos países una prueba de COVID-19 negativa tomada dentro de los dos días anteriores a su salida.
China lucha contra un brote nacional del coronavirus después de aliviar abruptamente las restricciones que estuvieron vigentes durante gran parte de la pandemia.
Australia y Canadá se unen así a otros países, incluidos EE.UU., India, Japón y varios países europeos, como Francia, Reino Unido, Italia y España, a la hora de imponer medidas más estrictas contra el Covid-19 a los viajeros chinos en medio de preocupaciones por la falta de datos sobre infecciones en China y temores por la posibilidad de que se propaguen nuevas variantes.
En los últimos 3 meses, China ha detectado más de 130 derivados de la variante Ómicron, que se estima están causando más de 9.000 muertes diarias.
El virólogo Shan-Lu Liu de la Universidad Estatal de Ohio en Estados Unidos ha afirmado que China se enfrentará a múltiples oleadas de infecciones por coronavirus a medida que la variante Ómicron mute en nuevas variantes, recoge South China Morning Post.
Los inversores siguen sin perder de vista la situación epidemiológica del gigante asiático. “Hay factores que pueden hacer que la inflación se mantenga a niveles más altos de lo que sería deseable en 2023, entre ellos la reapertura de la economía a China, que en una primera fase podría provocar nuevas tensiones en las cadenas de suministro globales como consecuencia del incremento de los casos de Covid-19 en el país y que, en una segunda fase, cuando la economía china empiece a crecer nuevamente con fuerza, apoyada en políticas fiscales expansivas, podría conllevar incrementos no deseados en los precios de muchas materias primas y del petróleo”.