Dwayne Johnson, mejor conocido como La Roca, además de actuar, también se ha desempeñado como luchador profesional. Él nació el 2 de mayo de 1972 y aunque ahora puede darse todos los lujos que desea, no siempre fue así. De hecho, toda su infancia fue bastante complicada. De robar para pagar las cuentas, a ser uno de los actores más queridos de Hollywood.
La Roca nació en un humilde hogar, en California. Su papá, Rocky Johnson, era luchador profesional. Debido a eso, La Roca y su familia no podían estabilizarse en un sólo sitio, ya que viajaban de forma constante a donde tuviera que trabajar el padre de familia.
Aún con el trabajo de Rocky, el dinero no era suficiente para cubrir los gastos de la casa. Luego, fueron desalojados de su hogar por los pagos atrasados. Todo eso orilló a La Roca a realizar actos ilícitos.
Durante su adolescencia fue arrestado varias veces por robar para tener dinero y así poder pagar las cuentas de la familia. En esa ‘época oscura’, un profesor le ofreció jugar fútbol americano. Dwayne aceptó, y a pesar de ser un buen jugador, tuvo que alejarse de ese deporte debido a una lesión.
Luego de eso, optó por probar suerte en las luchas. Ahí fue donde adoptó el apodo de La Roca. Con mucho esfuerzo y dedicación, consiguió un lugar en la WWE. Jugó por varios años, hasta que en 2019 se retiró. Para ese entonces, ya era una figura reconocida a nivel mundial.
Quería enfocarse de lleno en su carrera artística, y lo logró. Se ha consolidado con películas como “La momia regresa” o “Rápidos y furiosos”. Con todo lo que obtuvo, económicamente, pudo regalarse una casa a su madre, algo que siempre habían anhelado.
Al comprar la casa para su madre, él expresó que ella merecía eso y mucho más. Quería que dejara de sentirse triste. Una casa no era suficiente para agradecerle todo lo que ella ha hecho por él, pues el ejemplo de ella le ha ayudado a formarse como humano ejemplar.
El vínculo que existe entre mamá y los hijos, es el más sincero y constante. Con ella se comparte todo, desde el momento del nacimiento y no hay falsedad. Ella se encarga de guiar y transmitir los conocimientos. Si una persona no demuestra amor o interés por su progenitora, es casi un hecho que quiera hacerlo por alguien más.
Cuando los hijos están agradecidos con sus padres por todo lo que pudieron brindarle durante la infancia, lo demostrarán con nobleza y empatía. Ojo, cuando una persona trata mal a sus padres, no dudará en tener un comportamiento similar o peor con los demás.
Todo eso ayuda a comprender el estado mental de los demás y responder a ello de una forma ‘adecuada’, señala Avances en Psicología Latinoamericana.