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Taiwán, la isla que resiste a la China Popular desde el fin de la guerra civil en 1949.
Van ya 73 años de reivindicación constante por parte de Beijing de la antigua isla de Formosa, gobernada por los nacionalistas desde tiempos de Chiang Kai-Shek.
Esa reivindicación, en los últimos meses, no ha hecho sino acentuarse. La amenaza de China sobre Taiwán es previa a la de Rusia sobre Ucrania. Coincidiendo con el centenario de la fundación del Partido Comunista Chino, su líder Xi Jinping ha insistido repetidas veces en la necesidad de “solucionar de una vez el conflicto”.
El 1 de julio del año pasado, Jinping declaró: “Resolver la cuestión taiwanesa y completar la reunificación de China es una misión histórica y un compromiso ineludible”.
El 31 de diciembre, despidió el año con el siguiente propósito: “Lograr la completa reunificación de la patria es la aspiración de los chinos a ambos lados del Estrecho de Taiwán”.
Aunque a China tampoco le haga mucha gracia el imperialismo ruso, recordemos que Rusia y China comparten 4.133 kilómetros de frontera, la más extensa en todo el planeta, no se ha mostrado tan dura a la hora de criticar sus aspiraciones sobre Ucrania.
Es lógico teniendo en cuenta que se parecen mucho a las suyas sobre Taiwán, una isla que ha pasado por distintas manos a lo largo de los siglos, como es el caso de Ucrania, pero que en la actualidad se hace llamar a sí misma República de China, razón suficiente para apelar a una unidad cultural que lleve a una unidad política.
Mientras el mundo pone sus ojos en el Donbás y en el posible acceso a Kiev desde Bielorrusia. Mientras se discute cada detalle de la geografía y la meteorología ucraniana para tratar de determinar dónde y cuándo puede empezar de verdad una invasión terrestre.
China puede sentir la tentación de pensar que esta es su oportunidad
Un ataque sobre Taiwán, difícilmente sería contrarrestado por EEUU, demasiado ocupado en su “frontera este” como para mandar tropas y armas también a la oeste.
No hace ni medio año que se firmó el acuerdo ‘Aukus’ con Australia para venderles submarinos nucleares que pudieran intervenir en caso de agitación en el Pacífico, pero sólo con eso no bastaría.
El 45% de los chinos taiwaneses declaró recientemente en una encuesta que, en caso de invasión comunista, se limitarían a abandonar el país o adaptarse al nuevo régimen.
Esto es, prácticamente la mitad de la población del país ni siquiera están dispuestos a defenderla. Depende tan solo de los intereses geoestratégicos ajenos.
La sensación es que, en cuanto China se tome la cuestión en serio, se podrá hacer con la isla sin demasiados problemas.
¿Sanciones? Sí, pero ahí aparece de nuevo Rusia como posible paraguas. La rebelión de los BRICS “tal vez sin Sudáfrica” y otros posibles socios, los países del Golfo Pérsico no parecen hacer ascos a ningún buen negocio.