La Defensoría del Pueblo de Colombia anuncio que los ataques armados dejaron en enero un saldo de 66 homicidios y 1,621 desplazados.
Esas cifras, sin embargo, corresponden solamente a los hechos registrados en el lado colombiano. Expertos advirtieron que los números del mes pasado serían mayores al sumar la violencia en el lado venezolano, aunque la proporción de esa sumatoria no es del todo conocida debido a que el régimen de Nicolás Maduro no brinda información sobre los enfrentamientos en su territorio.
“El miedo sigue siendo la constante entre la población por las confrontaciones entre las guerrillas del ELN (Ejército de Liberación Nacional) y las disidencias de las antiguas FARC (Frente Armado Revolucionario de Colombia)”, dijo Carlos Camargo Assis, director de la Defensoría del Pueblo de Colombia en un video transmitido por Twitter.
“En Arauca, hemos podido constatar que durante el mes de enero se reportaron 66 homicidios y el desplazamiento forzado, tanto individual como masivos, de 1,621 personas, de 527 familias”, agregó.
El conflicto armado está afectando principalmente a los habitantes en la frontera de los departamentos de Arauca y Vichada, aunque el fenómeno del desplazamiento forzado también se ha extendido al norte de Santander, señaló.
La violencia también se extiende sobre el territorio venezolano, que fue donde comenzó el conflicto cuando dos socios comerciales del ELN fueron asesinados en diciembre, en un incidente que puso fin a la frágil paz entre las dos agrupaciones.
En disputa ahora está un sector fronterizo clave para las operaciones de narcotráfico y el contrabando de otros ilícitos que alimentan al ELN y la facción disidente de las FARC lideradas por Miguel Botache Santillana, alias Gentil Duarte, explicó el experto venezolano Luis Izquiel, un abogado venezolano especializado en criminología.
Y lo que está registrando la frontera podría ser solo el principio de un conflicto armado que podría cobrar un mayor tamaño, advirtió Izquiel. “Ya lleva más de un mes, pero el conflicto podría ascender porque el ELN tiene efectivos en otros frentes que están en otras partes del territorio colombiano y del territorio venezolano y éstos podrían trasladarse a Apure para apoyar a los que allí están combatiendo”, dijo Izquiel.
Lo mismo sucede dentro de la disidencia de las FARC del lado de Gentil Duarte. Estas “podrán también sumarse a esta zona de la frontera para incrementar el número de miembros”, agregó.
Aun cuando los mayores actos de violencia hasta el momento se han producido del lado colombiano, la gran mayoría de los efectivos de los distintos grupos se encuentran del lado venezolano.
Un informe militar publicado por el diario colombiano El Tiempo señala que las redes criminales de estos grupos en el lado venezolano de la zona en disputa suman cerca de 1,500 hombres y que el conflicto tiene por un lado al ELN en alianza con la agrupación de militares venezolanos denominado como el Cartel de Los Soles, y en el otro al grupo liderado por Gentil Duarte.
“Los grupos residuales [Gentil Duarte] están en confrontación con Maduro, por eso han sostenido combates y confrontaciones con la fuerza nacional e incluso les han ocasionado bajas”, dijo Jorge Eduardo Mora López, comandante de la Octava División del Ejército, al diario colombiano.
El general añadió que las fuerzas del ELN y el grupo de Duarte convivían en la zona tras forjar una frágil alianza, “pero las disidencias empezaron a meterse con la población en la frontera, hecho que molestó a la guerrilla, y se rompió el pacto”.
El fin de la tregua tomó por sorpresa a Venezuela en los primeros días del nuevo año, luego que se produjera un enfrentamiento en el extremo oriental del país, a más de 800 kilómetros por carretera de la localidad fronteriza más cercana.
El asalto dejó al menos ocho muertos en Barrancas del Orinoco, en el estado Monagas, y se convirtió en la más reciente campanada de alarma de que la guerrilla colombiana se encuentra en plena expansión en Venezuela.
Efectivos del ELN y de las disidencias de las FARC ya son vistos como la máxima autoridad en las zonas rurales en las que operan.