Tabla de Contenido
Un misterioso objeto visto a 32.000 millones de kilómetros de la Tierra por astrónomos en 1983 podría haber sido el escurridizo Planeta Nueve, según un nuevo estudio.
La existencia o no de un Planeta Nueve sigue siendo una de las preguntas más intrigantes sobre el sistema solar de los últimos cinco años. Y es que la respuesta ha resultado ser muy esquiva. Ahora, la comunidad científica tiene una nueva línea de investigación sobre el huidizo objeto espacial: un nuevo estudio revela lo que podrían ser indicios de la existencia del misterioso e hipotético objeto.
Más allá del fantástico Planeta Nueve, lo que sorprende en este caso es que los astrónomos podrían haber observado dicho planeta ya en 1983 sin saberlo, según revela un informe de Science Alert.
Datos de hace 38 años darían pistas sobre el esquivo Planeta Nueve
Un astrónomo del Imperial College de Londres, Michael Rowan-Robinson, analizó los datos de las observaciones del Satélite Astronómico Infrarrojo (IRAS) tomadas en 1983 y sostiene que podrían contener pruebas del elusivo Planeta Nueve.
Rowan-Robinson analizó así los datos de hace 38 años y encontró tres fuentes infrarrojas –cada una de las cuales fue detectada con un mes de diferencia– que, según él, podrían ser el teórico mundo. Según Rowan-Robinson, las tres observaciones separadas sugieren que se trata de un único objeto transitorio.
Su artículo se publicará en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society y se encuentra actualmente en el servidor de preimpresión arXiv.
“Dada la baja calidad de las detecciones del IRAS, en el límite mismo del sondeo, y en una parte del cielo muy difícil para las detecciones en el infrarrojo lejano, la probabilidad de que el candidato sea real no es abrumadora”, matizó, no obstante, Rowan-Robinson.
“Sin embargo, dado el gran interés de la hipótesis del Planeta 9, valdría la pena comprobar si un objeto con los parámetros propuestos y en la región del cielo propuesta, es inconsistente con las efemérides planetarias”.
Fuerza gravitatoria anómala en el Cinturón de Kuiper
Las sospechas sobre la existencia del Planeta Nueve (antes Planeta X, como la letra) alcanzaron un nuevo punto de interés general en 2016 con la publicación de un artículo que proponía nuevas pruebas basadas a partir de la observación de una fuerza gravitatoria anómala en el Cinturón de Kuiper, un disco circunestelar en el sistema solar exterior, más allá de la órbita de Neptuno.
El descubrimiento apuntaba a extraños pequeños objetos del Cinturón de Kuiper, levantando sospechas sobre un nuevo planeta.
No obstante, el Planeta Nueve sigue siendo solo una hipótesis. En eses sentido, el escurridizo objeto podría no existir realmente, o podría, de hecho, según una teoría reciente, ser un diminuto agujero negro.
Planeta grande, lejano y sin luz
Quienes aún creen en el hipotético planeta sospechan que podría tener entre cinco y diez veces la masa de la Tierra y orbitar a una distancia de entre 400 y 800 unidades astronómicas. En otras palabras, entre 400 y 800 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, según informa Science Alert. Además, según el medio científico, muy seguramente el planeta no refleje mucha luz solar.
En medio del creciente debate y de las abrumadoras posibilidades, Rowan-Robinson propone entonces más estudios dinámicos para comprobar si tal objeto es consistente con las efemérides de otros objetos del sistema solar y si este objeto puede explicar la agrupación de las órbitas de los planetas enanos del cinturón de Kuiper.
“Las detecciones del IRAS no son de la máxima calidad, pero valdría la pena buscar en longitudes de onda ópticas y en el infrarrojo cercano en un círculo de radio 2,5-4 grados centrado en la posición de 1983. Este candidato podría descartarse si las observaciones de radio o de otro tipo confirmaran la realidad (y la estacionariedad) de las fuentes del IRAS en las posiciones de 1983…”, afirmo.