Tabla de Contenido
Si no se regula vamos a escenarios distópicos
Roger Montañola e Ignasi Belda abordan en un libro 10 grandes retos de la humanidad para los próximos años, desde la modificación del ADN humano hasta la elaboración de alimentos en laboratorios o el coche autónomo.
Seres humanos modificados genéticamente para que sean más inteligentes y más fuertes, coches que circulan sin conductor, hamburguesas elaboradas en laboratorios sin carne animal, construcción de mini estrellas para tener energía casi infinita con fusión nuclear, cría de insectos a gran escala para evitar hambrunas… Suena a ciencia ficción pero la mayoría son fenómenos ya reales y otros están en proceso para poder llevarlos a cabo en unos años.
Roger Montañola, director senior de asuntos públicos de la agencia Llorente y Cuenca, e Ignasi Belda, senior advisor de la firma, han publicado el libro Diez retos tecnológicos, sociales y políticos: una visión regulatoria, en el que abordan los enormes desafíos a los que se enfrenta la humanidad en asuntos como la inteligencia artificial, el cambio climático y la sostenibilidad, la economía colaborativa o la nueva movilidad.
En el libro, publicado por LLYC, los escritores analizan la capacidad que tenemos los seres humanos para hacer frente a esta profunda transformación y cómo se pueden crear políticas regulatorias que combinen el avance científico y tecnológico pero eviten riesgos y peligros mundiales.
¿Es conveniente o necesario regular todos los cambios y avances?
Roger Montañola: Estamos delante de un escenario extraordinariamente complejo con cuestiones muy disruptivas y que tienen un enorme impacto sistémico. En consecuencia, lo relevante es que se tenga en cuenta que esto ya forma parte del debate público y político.
Esta es la primera señal de alerta que advertimos en el libro. Las instituciones internacionales no están, a día de hoy, preparadas para dar respuesta a estos retos. ¿Hay que regular? Sí, seguramente, pero antes tenemos que saber que esto está pasando ya o va a pasar pronto.
Ignasi Belda: Hay un ejemplo que ilustra muy bien lo que estamos hablando. Es el tema de la agricultura y las hamburguesas elaboradas en laboratorios. Pondría el acento en que tiene una implicación muy grande en sectores como la agricultura y la ganadería, que puede afectar mucho a países como España, con mucha gente que vive de la agricultura.
¿Qué pasará si fabricamos carne en los laboratorios? Luego habrá que regular cómo se elaboran esas hamburguesas, pero antes los políticos deben preocuparse por saber qué va a pasar con todas esas miles de familias que viven directamente de la ganadería. ¿Cómo vamos a reciclar a toda esta gente?
Los consumidores españoles y europeos están cada vez más concienciados tanto de la importancia de una alimentación saludable y natural, ¿se garantizaría eso con los alimentos artificiales?
Montañola: Que hay una mayor concienciación sobre el consumo ecológico es evidente, se puede ver en los supermercados y los productos eco, pero la cuestión que nosotros planteamos es que dentro de 10 ó 15 años a lo mejor la carne no viene de ningún animal. Mucha gente ha aminorado el consumo de carne por un motivo animalista. Si encima se les da una alternativa en la cual no hay sacrificio animal es posible que una gran parte de ellos se pasen a la carne fabricada en laboratorios, que no es de origen animal.
El sector primario, en su conjunto, puede estar delante de una situación de cambio radical. Esta es la mayor de las cuestiones, la verdadera señal de alarma. Desde que el mundo es mundo era así, se cazaban animales para comer carne, pero ahora a lo mejor deja de existir.
Ignasi Belda: Lo será seguro. En la Cumbre de Glasgow el foco se ha puesto en el tema de la emisión del metano, que no son los coches ni los aviones, son las vacas las que más emiten. Si las políticas medioambientales van por otra línea afectará a nuestra forma de consumir carne indudablemente. Y en la misma línea ocurre con los insectos y su producción a gran escala.
Hablemos de la modificación de la especie humana. ¿Cuáles son las ventajas, por ejemplo con fines terapéuticos, y cuáles los riesgos del avance en modificación genética?
Roger Montañola: Si esta capacidad de modificación genética se produce y podemos diseñar a los humanos del futuro para tener más capacidades va a generar un debate ético. Pongamos por caso que la Unión Europea, como garante de unos valores tradicionales, decide que esto no es factible realizarse en suelo europeo. Pero si esto sí sucede de forma legal en otros países y se pueden programar seres humanos más inteligentes o más fuertes la capacidad competitiva a futuro será muy diferente.
Esto, llevado al largo plazo, te puede llevar a una sociedad con seres humanos modificados y otros digamos naturales. Hasta ahora las diferencias eran principalmente económicas a lo largo de la historia, la modificación genética lo cambiaría todo. Y segunda cuestión, quién puede regular esto. Debería ser algún ente internacional. ¿Qué institución mundial puede poner firmes a los países? ¿La ONU puede obligar a algo a China o India? ¿Les harían caso? Podemos estar en una situación altamente compleja.
Ignasi Belda: La tecnología que permite esto es de origen española, el CRISPR-Cas9. Permite modificar el ADN de un ser vivo y por tanto a un ser humano. No necesitamos hacer crecer a un embrión con ingeniería genética sino que en vivo, en caliente, puedo inyectarme y me modifico genéticamente. Esto se puede aplicar también en los vegetales, para que soporten mejor las sequías. O me pongo un genoma que me permite ser un súper soldado, y esto en vida.
Esto tiene unos riesgos pero también beneficios muy grandes, por ejemplo curar la diabetes tipo 2. También la mayoría de las enfermedades raras, que son de tipo genético. Prohibirlo tampoco es deseable pero claro, si no se regulan bien podemos ir a escenarios distópicos.
Otro de los asuntos de actualidad que abordan en el libro es el cambio climático y la sostenibilidad.¿Cuáles son los retos y riesgos en este punto? ¿Qué ventajas podría tener la fusión nuclear?
Roger Montañola: El cambio climático lo que requiere es una solución con perspectiva global. No tiene sentido tener dinámicas regulatorias asimétricas porque los elementos contaminantes no entienden de fronteras. No tiene sentido que 97 países aprueben no sé qué compromiso si no están entre ellos ni China, ni la India ni Bangladesh, que suman más de un tercio de la población mundial.
De las cumbres climáticas salen compromisos difusos que no se suelen cumplir. El mundo no tiene un ente, que debería ser la ONU, que pueda sancionar o poner firmes a los países. Tenemos que avanzar muchísimo en esto. Si la UE limita el uso del plástico pero Bielorrusia no, por ejemplo, pues hacemos poco realmente.
Ignasi Belda: Con el cambio climático estamos en un escenario maltusiano. Maltus en el siglo XVIII ya preveía el fin de la raza humana porque el crecimiento de la población iba a dejar sin alimento al resto de la población y habría un colapso.
Esto no ocurrió porque fueron surgiendo innovaciones tecnológicas que permitireron una industrialización de la agricultura y la alimentación. Y esto ha ocurrido en otros ámbitos. Con el cambio climático podríamos estar en una situación similar, donde se vaticina el caos y fin del mundo, y tal vez sea cierto desgraciadamente, pero también podría haber innovaciones disruptivas que lo frenen o incluso lo reviertan.
Por ejemplo, la fusión nuclear. A diferencia de la fisión nuclear, la fusión no genera residuos radiactivos. Para entendernos, la fusión nuclear es la que generan el Sol y las estrellas. Hoy en día se puede hacer ya fusión nuclear en La Tierra, pero solo un microsegundo porque no es rentable.
Hay países que están trabajando en fusión nuclear fría para que la humanidad tenga al alcande esta energía, que sería infinita y gratuita. Serían como pequeñas estrellas que fabricaríamos. Y esto podría revertir el cambio climático. Podríamos capturar CO2 de la atmósfera con esta energía limpia e infinita. Y ese CO2 capturado podríamos por ejemplo almacenarlo licuado en pozos vacíos de petróleo. La gran esperanza, por tanto, sería la fusión nuclear.
Otro de los temas que citan en su libro y que parece de ciencia ficción pero no lo es la movilidad autónoma, los vehículos que funcionan solos. ¿Cómo será el futuro a medio plazo? ¿La mayoría de seres humanos tendrán una especie de ‘coche fantástico’ que los llevará sin necesidad de conducir?
Roger: En el campo de la movilidad hay margen para que los estados regulen sus propias leyes de tráfico. Vamos a ir al coche autónomo sin duda. Habrá accidentes, pero seguro que muchos menos porque en la actualidad muchos accidentes se deben a fallos humanos, por exceso de velocidad, de alcohol, de descuidos y distracciones… En los vehículos autónomos no ocurriría porque respetarán los límites de velocidad ni se cansarán ni beberán alcohol. Además, los humanos podremos disfrutar de mucho tiempo que ahora perdemos conduciendo.
Ignasi Belda: En el tema de la ética el dilema será si a un coche autónomo con un pasajero en él se le cruzan cuatro peatones. ¿Qué hace el coche autónomo? ¿Los atropella con riesgo de matar a cuatro personas o pega un volantazo a riesgo de matar a su propio pasajero? Estos debates éticos habrá que regularlos. También habrá problemas durante la convivencia entre los coches conducidos por humanos y los coches autónomos. Siempre habrá elementos de imprevisibilidad, pero la tecnología reducirá los accidentes.
También abordan otro tema que suena a futuro y ciencia ficción, la exploración espacial. A la antigua carrera espacial entre EEUU y la extinta URSS se han sumado otros países como China, India, la UE, Japón… ¿Qué podríamos encontrar en el espacio que cambiara sustancialmente el futuro?
Belda: Sobre todo nuevos minerales. En La Tierra hay minerales muy valiosos pero escasos. En La Luna, en Marte, en Venus… se podrían encontrar minerales valiosos que, llegado el momento, podrían traerse con transbordadores. También es importante buscar nuevos posibles hábitats por si en el futuro fuera imposible vivir en La Tierra.
Montañola: En la carrera espacial ahora hay actores privados, antes la batalla era entre Estados Unidos y la Unión Soviética, un duelo de tipo político. Pero ahora han entrado también personas trillonarias, riquísimos y, por ejemplo, los campos de asteroides pueden ser una gran mina. Si hubiera negocio, seguro que el ser humano invertirá en rentabilizarlo. Y se generarían cambios enormes.