En medio de las manifestaciones conmemorativas del aniversario del estallido social chileno, una serie de hechos violentos fueron marcadas como las más emblemáticas. El incendio casi total de la Iglesia institucional de Carabineros, San Francisco de Borja, ubicada en el histórico de la capital chilena, fue una de las que más impactó, junto a la iglesia de la Asunción, muy cerca del templo institucional.
Se trató de un objetivo violentista que, incluso, dejó evidencia de esto en redes sociales, donde se puede ver a encapuchados que celebran la destrucción de la iglesia.
Mientras se desarrollaba el incendio, Carabineros logró detener a cinco sospechosos, que fueron capturados en el mismo lugar. De los cinco, uno llamó especialmente la atención, ya que entre sus pertenencias se encontró una resortera, acondicionada para arrojar piedras; una máscara y lentes de protección.
Al principio era un rumor, la revelación de la identidad del sujeto daba cuenta de que se trataba de un funcionario de la Armada, rama marina del Ejército de Chile. A las pocas horas, y tras las insistentes preguntas de los periodistas que daban cobertura a las manifestaciones, la institución castrense, confirmó a través de un comunicado la noticia.
“En la tarde de este domingo, un miembro de la Institución, fue detenido por personal de Carabineros tras participar en desórdenes públicos, durante las manifestaciones que se desarrollaron el día de hoy en la capital. La Armada de Chile, rechaza categóricamente la participación en este tipo de actos violentos, que se alejan absolutamente de la reglamentación vigente y de los principios y valores que nos guían, y de ser comprobados los hechos que se le imputan, se aplicarán las normativas y medidas disciplinarias institucionales”, declara en el comunicado la Armada de Chile.
La pérdida y el golpe para los fieles y la propia Iglesia Católica es duro. Se trata de un templo profanado, a juicio de las imágenes y noticias más rápidas conseguidas, que destruyó gran parte de su patrimonio y que haya aparecido un funcionario ligado a la Armada de Chile despierta dudas. Así lo dejan ver diferentes participantes del mundo político, quienes temen que exista una concertación para incitar a manifestantes a provocar más violencia y desvirtuar así, el objetivo de las manifestaciones.
El diputado del Partido Comunista chileno fue más allá, y publicó en su cuenta de Twitter, el rostro del funcionario involucrado supuestamente en el incendio. “El servidor naval involucrado en incendio de iglesia, lo envió Ancla 2 (inteligencia naval), que curiosamente también tienen a cargo la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia), escribió.
En su lista, se observan muchas reacciones. Algunas a favor, otras le contestan al parlamentario que su juicio es temerario, al individualizar a un funcionario que al que aún la justicia no le determina responsabilidad formal.
Otro parlamentario, el diputado Giorgio Jackson, dio retweet a la noticia que la periodista chilena Alejandra Matus citó en la red social: “La Tercera informa que entre 5 individuos detenidos por incendio en iglesia institucional de Carabineros había un funcionario de La Armada. Ojalá que investigación se haga a fondo y sin prejuicios”.
Todas las dudas aparecen justo después de que se hiciera pública la información del policía, integrante de las filas de Carabineros, que fue descubierto con doble identidad, desarrollando trabajo de inteligencia en la comuna de Peñalolén, en el barrio de Lo Hermida, parte de la Región Metropolitana, en la capital chilena. Las últimas publicaciones dan cuenta de la supuesta participación del uniformado en acciones vandálicas que afectaron a la comisaría del sector. Todo parte, de una gestión investigativa que tenía como fin desmantelar bandas que se dedican a atacar delegaciones policiales. Lo cierto es que el mismo uniformado ha sido acusado de incitar a la violencia contra sus propios compañeros de cuartel.
Las dudas respecto a la veracidad de los acontecimientos, revela la crisis de confianza que enfrenta Carabineros de Chile como institución. La que ha debido reconocer, en los últimos tiempos, una serie de montajes que tribunales, fiscalías y la policía civil (PDI) han demostrado con evidencias.
Los esfuerzos desde el Gobierno de Sebastián Piñera, han sido diversos, para devolverle credibilidad a la institución, sin embargo, todo ha sido en vano. Destacar la importante labor por la seguridad y el orden público y visitar a funcionarios heridos después de las manifestaciones, es parte de la agenda común del primer mandatario. En horas de la tarde del mismo 18 de octubre, el ministro del interior y seguridad pública, Víctor Pérez, condenó los hechos que afectaron a la iglesia institucional. “Quemar iglesias es una expresión de brutalidad”, afirmó. Aunque ningún miembro del Gobierno quiso explayarse en el funcionario de la Armada involucrado.
Dudas en un país que cuyo principal capital que es la confianza en las instituciones, se encuentra resquebrajado. La violencia, si bien es repudiada desde todos los sectores, aparece con periodicidad especialmente en días emblemáticos. Justo, cuando el país se prepara para el Plebiscito Constitucional que marcará el inicio del proceso que llevará a Chile a una nueva Constitución Política. /Con información de Infobae