Parece un recuerdo de la Guerra Fría, pero ocurrió hoy: China, Cuba y Rusia entraron a formar parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Para la lucha de los demócratas venezolanos, estas son malas noticias, considerando que la Misión de Verificación de Hechos que acusó hace pocos días al régimen de Nicolás Maduro de crímenes de lesa humanidad depende, justamente, del Consejo de Derechos Humanos.
Ninguno de estos tres países tiene buen historial ni buen presente de defensa de los derechos humanos. Louis Charbonneau, director de Human Rights Watch para la ONU, señaló que “al formar parte (del Consejo de Derechos Humanos de la ONU), estos abusadores estarán en el centro de atención”.
Afortunadamente, un cuarto país muy acusado por violación de derechos humanos, Arabia Saudita, no ingresó.
Cuba obtiene por quinta vez un escaño en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Casi un centenar de ONG de derechos humanos y de libertad de información, cubanas, de cubanos en el exilio e internacionales, repudiaron la decisión del consejo de aceptar al régimen de Raúl Castro.
En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU también está Venezuela desde el año pasado. Ambos países, por cierto, votan en contra de las causas en las que son acusados, o a favor de las que promueven, lo que se considera contrario a las buenas prácticas diplomáticas.
China, Cuba y Rusia: las dictaduras son mayoría
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU que acaba de aceptar a China, Cuba y Rusia es una transformación de la Comisión de Derechos Humanos de la misma organización. Esta transformación se produjo en 2006, reduciendo el número de escaños, y en la resolución de la ONU que creó el Consejo de Derechos Humanos se señala que los países que lo integren deben tener “los más altos estándares en protección y promoción de los derechos humanos”.
Sin embargo, al mantener representaciones por regiones, el Consejo reproduce lo que es una realidad en el mundo: la democracia es, en la actualidad, un bien escaso. Solo 70 países son considerados democráticos, según el ranking de The Economist, y de esos 70 países, menos de la mitad son democracias plenas.
La democracia solo es un bien asequible en Norteamérica, Europa occidental y una parte de la Commonwealth, así como algunos países norteamericanos y asiáticos.
El resto de la humanidad son dictaduras y el autoritarismo está en pleno incremento en el mundo desde 2000 (una ola que por cierto comenzó en Venezuela), luego de la gran ola democratizadora de finales de los 80 en Europa oriental.
En realidad, de los países que formaron parte de la elección de hoy, solo dos pueden ser considerados como plenamente garantes de los derechos humanos a sus ciudadanos: Francia y el Reino Unido.
Los de la discordia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
El abogado canadiense Hillel Neuer es uno de los seguidores más perspicuos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Por supuesto, deploró la inclusión de China, Cuba y Rusia.
Pero más allá, en su cuenta de Twitter está fijado el tuit donde muestra las naciones autoritarias que forman parte del Consejo: prácticamente podría decirse que allí están los peores abusadores en derechos humanos del mundo.
La opinión de Neuer la comparte Yang Jianli, ex preso político de China y presidente de una ONG llamada Iniciativas de Poder Ciudadano para China.
“Si esto fuera una votación para elegir al Consejo de Violadores de Derechos Humanos de la ONU, sería más que apropiado votar por China, porque es líder mundial en violación de derechos humanos”.
Rusia se erige, sin ir más lejos, en miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en momentos en que la Unión Europea anuncia sanciones contra Moscú por el supuesto envenenamiento del opositor Alexei Navalny.
Para Neuer, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha se ha convertido en una burla, y afirma que, como muestra, luego de la presentación de la Misión de Verificación sobre Venezuela, Belarús fue el tema de debate en el Consejo y no nuestro país.
Justamente sobre el tema de las sanciones, señala Neuer que mientras Europa prepara sanciones contra Belarús por su flagrante fraude electoral reciente, el régimen de Aleksandr Lukashenko preparaba un informe sobre el “impacto de las medidas coercitivas unilaterales”, siguiendo un patrón “de décadas entre regímenes autoritarios”, que dice que la violación de los derechos humanos son las sanciones y no los abusos cometidos por estos regímenes.
Mientras tanto, según National Review, de EEUU, Venezuela, para desviar el foco sobre su situación, promovía un debate sobre el racismo en EEUU, un tema que la revista considera que es un problema real pero que “se debate en el marco de las garantías liberales” en ese país, y con un Gobierno que no es racista. /Con información de CaraotaDigital