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La presencia militar rusa se afianza en Venezuela. Así lo recoge la iniciativa que el alcalde metropolitano de Caracas en el exilio, Antonio Ledezma, está ultimando ante la ONU y la OEA, según la cual Moscú cuenta en la actualidad con once sistemas de defensa antiaérea de última generación en diferentes estados del país caribeño.
Según la información a la que ha accedido Ledezma, se están desplegando equipos S-400 y S-500, «considerados los mejores sistemas de defensa antiaérea del mundo, por su alcance de radar de rastreo y exploración, parámetros de altura y área que pueden cubrir». Tres de ellos estarían en el estado petrolero Zulia, en concreto en las zonas de la Guajira, Perijá y el Sur del
Lago. Otros, en Táchira, Trujillo y Barinas. En La Guaira (estado Vargas), donde está ubicado el aeropuerto internacional de Maiquetía que da servicio a Caracas, habría dos más. En los estados Falcón, Apure y Carabobo se encontrarían los tres más recientes.
De acuerdo con Antonio Ledezma, los aviones de carga de la Fuerza Aérea rusa que han venido aterrizando a lo largo de los últimos años en Venezuela, como el Antonov 124 y el Ilyushin Il-62 que se conocieron en marzo de 2019, llevaban precisamente material empleado para la instalación de estos sistemas antiaéreos.
Se trata, a su juicio, de «un desafío a Estados Unidos» y «una forma de decir “estamos aquí”». De hecho, compara este despliegue militar ruso en territorio venezolano con el de los soviéticos en Cuba que desató la célebre «crisis de los misiles» de 1962. «Esta es más grave, porque ya no se trata solo del binomio Rusia-Cuba, sino de una alianza más amplia en la que además están presentes Irán y China». A ello añade Ledezma «el elemento tóxico del narcotráfico, que usan como parte de una guerra bacteriológica para enfermar al pueblo norteamericano». En este sentido, recuerda la presencia en Venezuela de guerrilleros de las FARC y el ELN, así como de Hizbolá, la organización terrorista libanesa vinculada a Teherán. «Venezuela es un patio donde se mueven a sus anchas el terrorismo y el narcotráfico», denuncia el político opositor.
Además, evoca también un episodio menos conocido, el desembarco de Machurucuto de 1967, un intento cubano de invadir Venezuela con guerrilleros y espías que acabó en fracaso. Lo que no se logró en 1962 ni en 1967, se intenta que triunfe ahora, con una «intromisión rusa, iraní y hasta china que no se limita a su agenda económica, sino geopolítica, y que implica ir ganando territorios».
La carrera armamentista
Para el alcalde de Caracas, que reside en España desde que huyó en 2017 del arresto domiciliario al que estaba sometido por el régimen de Nicolás Maduro, la proliferación de estos equipos antiaéreos no es más que la continuación de la «carrera armamentista» que comenzó con el fallecido Hugo Chávez, que adquirió aRusia fusiles kalashnikov, tanques y aviones Sukhoi con los que dotar a la Fuerza Armada venezolana.
Antonio Ledezma se encuentra elaborando, junto con abogados y otros asesores, un documento que primero pretende que se debata en la Asamblea Nacional de Venezuela a través de la llamada fracción parlamentaria 16 de julio, a la que está adscrita su partido, Alianza Bravo Pueblo. A continuación, la trasladaría a Naciones Unidas y a la Organización de Estados Americanos (OEA).
Hace tiempo que el político venezolano es partidario de una acción internacional que permita acabar con el régimen de Maduro. En este sentido, insistió, en declaraciones a ABC, en reclamar «una fuerza de paz, con fuerza, para doblegar estos grupos irregulares» y lo que a su juicio es «una amenaza cierta para la estabilidad del hemisferio y del mundo».
«Cuando se nos acusa de antipatriotas por promover una invasión, decimos que es al revés: Venezuela esta invadidos por cubanos, rusos, iraníes, chinos, narcoguerrilleros de las FARC y el ELN, y terroristas de Hizbolá», señala Ledezma.
Mantenimiento, adiestramiento y electrónica
Por otra parte, de acuerdo con una fuente militar consultada por ABC, los sistemas antiaéreos que cita Antonio Ledezma «no han sido comprados por Venezuela», sino que «solo se compraron los s-300».
Esta fuente indica, bajo anonimato, que «lo señalado sobre la cantidad de instalaciones militares es cierta, porque se refiere a las unidades de los sistemas de artillería antiaérea». «De todos los calibres, no es que haya once unidades de un mismo sistema», precisa.
De acuerdo con esta fuente militar los efectivos rusos presentes en Venezuela estarían divididos en tres grupos. Uno, dedicado al mantenimiento de los diferentes sistemas de armas. El número de militares rondaría entre 30 y 50, con subgrupos para aviones (el más numeroso), artillería y medios blindados.
El segundo grupo, formado por unos 15 oficiales, estaría destinado al entrenamiento de unidades militares, tratando de adaptar la doctrina rusa a los sistemas de armas disponibles.
Por último, un tercer grupo estaría compuesto por los encargados de seguridad y de electrónica. Aunque este grupo prácticamente se ha retirado de Venezuela, aún quedarían en torno a una veintena, apunta esta fuente. Su número inicial se había estimado en 60 a 100./ ABC