Al inicio de la epidemia, los organismos sanitarios del mundo felicitaban a Perú por su buena actuación. Fue el primer país de la región en decretar la cuarentena. Y, de repente, todo se convirtió en un horror. Muchos de los errores que cometió los está repitiendo Venezuela: aglomeración en los mercados, en el transporte público y en las colas, falta de agua y hacinamiento en viviendas precarias. Y, como plus, concurridas celebraciones en las calles como los tambores de San Juan en Naiguatá. El espejo de Perú nos devuelve un reflejo que no queremos ver.
En los principios de la pandemia de coronavirus en Latinoamérica, a Perú le iba bastante bien en prevención de contagios. Tanto, que fue citado como ejemplo regional. De repente, todo se vino abajo. Ahora es un ejemplo, pero a la inversa. Especialmente para Venezuela, que debería mirarse en el espejo de Perú, pues repite muchos de los factores de debacle.
En pocas semanas, en Perú, los contagios explosionaron, las camas en terapia intensiva se desbordaron, está en el top de naciones con más casos en el mundo, la lista de muertos se alarga a diario. En el triste ranking mundial de las cifras oscuras, este país está de sexto en mayor cantidad de casos, de noveno en más enfermos por número de habitantes y de décimo primero en muertos.
¿Qué pasó, si todo iba bien? Varios análisis señalan como gran culpable al aglomeramiento de personas en lugares permanentemente concurridos como mercados, en vehículos de transporte público y en las colas para comprar, cobrar pensiones o recibir regalos, como bolsas de alimentos. Otros «socios» en el desastre pandémico son el hacinamiento en hogares de bajos recursos y la falta de agua en algunas zonas. ¿A los venezolanos les suena conocido? Claro que sí.
Estos factores -hacinamiento, aglomeraciones y falta de agua, entre otros- se aliaron con el coronavirus y se convirtieron en vehículos de contagio que se movieron a la velocidad de un tren bala.
Aunque el gobierno de Martín Vizcarra asegura que las medidas dictadas evitaron 100.000 muertes, de poco sirvió que Perú fuera el primer país latinoamericano en decretar la cuarentena, cuando aún tenían solo 71 casos positivos, hace 106 días. Tampoco que dictaran toque de queda en las noches ni que experimentaran con separar los días de salida de hombres y mujeres. El problema fue después, en la falta de control de su población.
En Venezuela, a 105 días de la cuarentena decretada por el gobierno de Maduro, los casos positivos de COVID-19 van en plena escalada. Y también en plena escalada se ven aglomeraciones de personas en mercados, en bulevares, en paradas del transporte público. /Con información de AlbertoNews