Han puesto al país en las antípodas de todas las recomendaciones epidemiológicas
“Única y original” es la marca país que usa el régimen de Daniel Ortega para vender Nicaragua como destino turístico. Ahora, ese eslogan puede ser usado, por diferentes motivos, con el COVID-19. Nicaragua es el único país del mundo que tiene tres ministras de Salud, el único de América continental donde los niños siguen yendo a la escuela y mantiene sus fronteras abiertas. Es también el país donde su gobierno llama a concentraciones masivas para combatir el COVID-19 y exporta casos sin reconocer oficialmente producir alguno.
Estas son algunas de las excentricidades que marcan la gestión del régimen de Ortega como “única y original” ante la pandemia que azota al mundo.
Tres ministras de Salud. Desde el 1 de abril, Nicaragua tiene tres ministras de Salud. “Tenemos entonces tres ministras, la ministra propietaria la doctora Martha Reyes, la doctora Carolina Dávila, ministra asesora con responsabilidad específica para el SILAIS-Managua y la doctora Sonia Castro que también es ministra asesora”, anunció la vicepresidente de la República y esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, luego que se conociera a través de La Gaceta, diario oficial, la destitución de la hasta entonces ministra de Salud, Carolina Dávila.
El 21 de junio de ese año el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a Castro junto a otros tres altos funcionarios de Estado.
Estados Unidos acusa a Castro de “graves violaciones a los derechos humanos” al negar la atención médica a ciudadanos opositores que la requerían en el contexto de las protestas contra el gobierno. La sanción la dejó sin las posibilidades de representar a la institución, y Ortega la destituyó del cargo pero la nombró en el hasta entonces inexistente cargo de “Ministra Asesora del Presidente sobre temas de Salud”. En su lugar nombró a la doctora Carolina Dávila, una funcionaria de discreto perfil, quien a su vez fue destituida en medio de la amenaza del coronavirus e igualmente designada “ministra asesora”, en esta ocasión para el sistema de Salud de Managua.
Convocatoria a marchas. Cuando en el mundo se impone el “distanciamiento social” como una de las más efectivas medidas hasta ahora para evitar el contagio de COVID-19, el régimen de Ortega convoca a empleados públicos y simpatizantes a participar en marchas y concentraciones. Miles de simpatizantes sandinistas participaron el 14 de marzo en una marcha denominada “Amor en tiempos del Covid-19”, solo tres días después de registrarse el primer caso oficial de contagio por coronavirus en el país. Varias marchas más se han realizado en distintos lugares del país.
Presidente ausente. Daniel Ortega es único presidente de país alguno que no ha dado la cara ante la crisis por el COVID-19. Este domingo se cumplen 32 días desde que se le vio por última vez el 12 de marzo pasado en una videoconferencia con otros presidentes centroamericanos que discutieron estrategias para enfrentar el coronavirus. En el evento se vio a Ortega junto a su esposa y vicepresidente del país, Rosario Murillo, y en una intervención de un minuto y once segundos se limitó a decir que estaba de acuerdo con el documento común presentado. Desde entonces no se ha sabido más de Ortega, por cuya ausencia se tejen varias especulaciones: desde que está gravemente enfermo, o en estricta cuarentena para protegerse del COVID-19, hasta que estaría muerto. A Murillo tampoco se le ha visto públicamente desde entonces, aunque cada mediodía habla por teléfono a través de los medios de comunicación afines a su gobierno.
Prohíbe ayuda de la Iglesia Católica. El Ministerio de Salud (Minsa) prohibió esta semana al obispo de la norteña ciudad de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, avanzar en un proyecto de prevención médica para enfrentar el COVID-19. El proyecto contemplaba abrir seis centros para brindar atención médica y captar casos sospechosos, y establecer una central telefónica para orientar y ayudar a los ciudadanos ante la epidemia. “El Minsa me acaba de notificar que no puedo llevar adelante el Proyecto de los Centros de Prevención Médica, ni siquiera el call center. Quiero dejar constancia ante el pueblo que nosotros como Diócesis quisimos trabajar por la salud de nuestro pueblo y no nos han permitido”, denunció Álvarez en Twitter. La opositora Alianza Cívica calificó la prohibición gubernamental como una “actitud arrogante e inhumana del régimen”.
5. Visitas casa por casa. Como si los riesgos no fuesen suficientes, Rosario Murillo anunció, poco después de la marcha del 14 de marzo, un masivo plan de visitas casa por casa que realizarían simpatizantes, personal de salud y empleados públicos para aconsejar a los ciudadanos sobre cómo enfrentar el COVID-19. “Vamos a desplegarnos en fuerza de espíritu, en gracia de Dios y con la fortaleza de la fe y la esperanza; en estos tiempos de COVID19 donde el amor debe prevalecer”, dijo Murillo. La iniciativa fue criticada por especialistas que consideraron que la visitas domiciliares propician el contagio. Muchos hogares cerraron sus puertas a los visitantes. El 5 de abril, sin embargo, el Ministerio de Salud aseguró en una nota de prensa haber realizado 2.300.000 visitas.
Actividades y turismo en Semana Santa. Mientras en el resto del mundo se pide a los ciudadanos mantenerse en sus casas esta Semana Santa, el gobierno de Nicaragua convocó a la población a participar en un intenso programa de festividades en estas vacaciones. “Más de 80 actividades se realizarán en Nicaragua durante el período de Semana Santa del cuatro al doce de abril, como parte de la restitución del derecho a la recreación sana, el esparcimiento y disfrute del arte y la cultura”, informó la codirectora de Turismo (Intur), Anasha Campbell. La iglesia católica decidió cancelar las actividades religiosas que implicaran concentración de personas, entre ellas una tradicional peregrinación de centenares de carretas de bueyes que se celebra cada año para estos días hacia el santuario de Popoyuapa, Rivas. Sin embargo, el gobierno y la alcaldía de la ciudad de Granada, decidieron impulsar la peregrinación por su cuenta. Las carretas no pasaron de 80 esta vez y encontraron cerrado el santuario.
Fronteras abiertas. Nicaragua es el único país de América que mantiene sus fronteras abiertas totalmente. Sin embargo, tanto Honduras, Costa Rica y El Salvador, los tres países centroamericanos con quien Nicaragua comparte fronteras terrestres, mantienen cerradas su fronteras, y este jueves Aeroméxico, la última aerolínea que quedó volando hacia Nicaragua, realizo su último vuelo. Nicaragua vive un cierre de hecho de sus fronteras, a pesar que el régimen de Ortega apostó a la llegada de turistas esta Semana Santa.
Estadísticas vagas y de dudosa credibilidad. Los informes que todos los días publica el Ministerio de Salud, comienzan así: “Se analizaron muestras para COVID-19 de personas que lo ameritaban, resultando, Gracias a Dios, todas negativas”. Y a continuación hablan de “casos activos” que resultan de restar a los casos confirmados, los muertos o recuperados, y en vez de mencionar “casos graves” usan la frase “delicados pero estables” e insisten en hacer notar que todos los casos son “importados”. “Ellos no están siguiendo la nomenclatura epidemiológica establecida en todos los países occidentales”, dice el doctor Álvaro Ramírez, epidemiólogo nicaragüense radicado en Irlanda. El término “delicado pero estable”, añade Ramírez es “usado para no alarmar a la familia y jugar a las dos posibilidades: celebrar si el paciente se recupera y salvar responsabilidades si el paciente muere”. Con el informe del Minsa es imposible saber cuántas pruebas de COVID-19 se han hecho en Nicaragua y cuál es la verdadera situación de Nicaragua ante la pandemia.
Disputa con OPS. Hasta hace unos días, el gobierno de Nicaragua eludía las críticas a su extraño comportamiento ante el COVID-19 asegurando que está cumpliendo paso a paso lo que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda para cada etapa. Este martes, la directora de OPS, Carissa Etienne, contradijo al gobierno sandinista. Consideró inadecuada la prevención y control que establece Nicaragua ante el COVID-19. “Nos preocupa la falta de distanciamiento social, la convocatoria a reuniones masivas. Nos preocupan los exámenes, la trazabilidad de los contactos y la notificación de los casos”, dijo Etienne.
Exportar a Cuba. El Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap) ha reportado que de los 457 casos de COVID-19 confirmados hasta este miércoles en la isla, tres fueron importados desde Nicaragua. Este dato supone una contradicción con los informes oficiales de Nicaragua que sostienen que en el país no hay trasmisión comunitaria, que solo se han registrado seis casos confirmados y todos son importados. ¿Si Nicaragua no produce casos, cómo es que se exportaron? El gobierno de Ortega rechazó los reportes cubanos y pidió que se revisaran sus registros. /Infobae