Desde el domingo 25 de agosto, los habitantes de la zona sólo murmuran sobre el sobrevuelo que hacen helicópteros hacia el 211 Batallón de Infantería “Cnel Antonio Ricaurte” Fuerte Kinimarí.
Rubio es un pueblo del estado Táchira, capital del municipio Junín, en la frontera colombo venezolana. Desde el domingo 25 de agosto, los habitantes solo murmuran sobre el sobrevuelo que hacen helicópteros hacia el 211 Batallón de Infantería “Cnel Antonio Ricaurte” Fuerte Kinimarí. Con ellos llegó el nuevo comandante de la instalación castrense y tanques llegados desde Rusia.
Al día siguiente lo hicieron cerca de 80 rusos y un pequeño grupo de cubanos. La primera información, según un efectivo militar del Fuerte, era que los rusos estaban en el Batallón para instalar equipos de radares, antenas que bloquean señales de telecomunicaciones y realizar entrenamiento con drones. “Según un compañero, el comandante dice que por unos informes de inteligencia, han detectado que los desertores que apoyaron a Juan Guaidó van a atacar por Colombia y Brasil y que por eso vinieron estos refuerzos rusos”.
Un oficial bromea diciendo: “Será que por fin van a bloquear las transmisiones de las estaciones del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se oyen aquí“.
Una fuente interna del Batallón manifestó que en uno de los helicópteros habían llevado gran cantidad de alimentos porque a los rusos tenían que prepararle determinados platos, ya que no consumen la comida andina.
El rancho del Batallón había estado casi inactivo y, para darle alimento a los pocos militares que han dejado ahí, venían pidiendo la comida a restaurantes del pueblo. Pero para la alimentación de los rusos sí llevaron abundante pescado, carne de cerdo, un tipo de pasta como raviolis llamado pelineni, pan negro, harina de trigo, cereales, alimentos concentrados y leche de soya. Dijeron que no consumen queso, pero sí mucha proteína.
Con la llegada de los rusos, también empezaron a descargar varias cosas de los helicópteros dentro del Batallón. “No se nos permite ver qué están descargando. No sé qué traen ahí, pero a ninguno de nosotros se nos permite ver qué es, ni el comandante que acaba de llegar tiene acceso”, comenta uno de los militares venezolanos. Insisto en saber si eso no le parece extraño. “Sí, pero la orden es que no nos acerquemos. Uno de los que estuvo más cerca dice que usan trajes especiales, de protección como los de las películas cuando hay epidemias o cosas así”.
El cerro del misterio
Los helicópteros salen supuestamente hacia el cerro Capote, hacia San Antonio y Ureña, regresando horas después. Los habitantes no saben dónde están acampando los rusos. Hay quienes aseguran que lo están haciendo en las montañas cercanas que rodean al pueblo.
Para llegar al hermoso cerro Capote hay que pasar el antiguo Cementerio del pueblo y tomar la vía hacia Cuquí hasta La Pajarita. Ahí se va a encontrar con el cerro que limita con el municipio Junín (cuya capital es Rubio) y Bolívar (capital San Antonio de Táchira).
Un productor de la zona de Capote confirmó que en el lugar han estado aterrizando helicópteros pero desconoce si son los de los rusos. “Lo que sí es cierto es que ahí existe un campamento de cientos de hombres vestidos de militares, pero con botas de caucho como las que usa la guerrilla”. Le pregunté si la gente de la zona no se incomoda por ello. “Nadie habla porque ellos se han ido tomando las fincas. Además, amenazan a la gente. Hace como tres meses asesinaron a unos campesinos por estar contando cosas”.
Hasta ahora no se sabe mucho. Ninguna autoridad civil tiene conocimiento de lo que ocurre. El martes 27 hubo una fuerte tormenta eléctrica en Rubio y durante horas no hubo electricidad pero muchos pobladores alcanzaron a ver el sobrevuelo de varios drones hacia el Fuerte Kinimarí.
Por ahora lo más cierto es que ha sido inusual en los últimos días la gran cantidad de efectivos que permanecen en la garita de entrada al batallón y en las residencias militares que están a unos metros de ahí. /Infobae